Hemos tenido tropiezos, discusiones, abrazos, felicitaciones en todas las ediciones y aunque se trate de un solo proyecto, cada edición es una nueva apuesta a la creación, al amor. Así como cuando nos enamoramos de nuevo y metemos todas las fichas para que esa chispa funcione. Puede que no todo sea lindo en el amor pero siempre, al igual que este proyecto, vale la pena intentarlo una vez más.
Cuando miren cada uno de los cortos que componen las ediciones de Guayaquil de mis amores, piensen no sólo en el amor que se teje en esos barrios, sino también en el amor al cine, en los chicos entusiastas que han trabajado días y noches durante varios meses para contar una nueva historia.